Látigo Negro, comunista y anticolonialista

Al escribir el título de este pequeño homenaje en recuerdo de Carlos Suárez, los dos adjetivos me parecieron de una densidad brutal y enorme. Estos conceptos están en desuso, pero sin ellos no podemos entender los 70’.

El jueves 27 de junio de 2019 murió Carlos Suárez Cabrera. Para las generaciones jóvenes no tiene ningún significado, incluso para la ciudadanía no tan joven de fuera de Gran Canaria tampoco. Esto es el reflejo de dos problemas fundamentales que tiene la sociedad canaria. El primero, es el desconocimiento muy profundo que hay sobre la historia de las islas. El segundo, tiene que ver con el peso decisivo de la realidad insular en este archipiélago. Estos problemas ya existían en la época de la dictadura y de la pre-autonomía, pero tras 40 años de autonomía y de democracia es incomprensible que sigan perviviendo.

Carlos Suárez jugó un papel fundamental en la lucha contra la dictadura, organizando y movilizando a los trabajadores. Pero a partir de 1973 no se puede hablar de Látigo Negro sin asociarlo a la lucha por la independencia de las islas. Carlos aunó la cuestión nacional con la social. La clandestinidad le obligó a ir a Madrid y luego a París para garantizar su seguridad. Cuando se separó de la disciplina del PCE, tras su regreso de Europa a comienzo de los años 70’, aún permanecía en la clandestinidad, primero en Tenerife y después en Gran Canaria, desde donde afrontó, junto con otros, la tarea de crear un partido comunista de obediencia estrictamente canaria. Así es como nació el Partido Comunista Canario (provisional), y un poco después es pieza central, junto con otras camaradas, en el nacimiento del Sindicato Obrero Canario (SOC), abriendo el camino al sindicalismo nacionalista en la transición. Para Carlos fue muy importante siempre la camaradería de su prima Ana Doreste, luchadora abnegada como él. En la isla de Tenerife, el camarada que coordinó su trabajo con Carlos, también desde su despacho de abogado laboralista, fue Alfredo Horas.

Cuando los años efervescentes llegaron a su final, y la transición política se consolidó en los términos que conocemos, las esperanzas de un cambio revolucionario en Canarias quedaron frustradas, entonces Carlos se retiró de la actividad política y se dedicó, casi en exclusividad, a su tarea como abogado laboralista. La estabilización de la autonomía, el desarrollo del estatuto y la consolidación de los escenarios políticos institucionales tras el triunfo socialista de 1982, alejaron en su perspectiva las opciones de la revolución socialista y anticolonial en las islas.

Carlos era un tipo afable. Yo lo conocí en enero de 1989. Por aquel entonces estaba aún buscando documentación y haciendo entrevistas para mi tesis doctoral, dedicada al estudio de la estrategia política y el pensamiento político del nacionalismo canario. Carlos accedió a que lo entrevistase, y buscó hueco en su repleta agenda de reuniones, que mantenía con distintos colectivos de obreros, principalmente los guagüeros de Las Palmas. Nos vimos a la caída de la tarde, aunque la gente no dejaba de entrar en el despacho y el teléfono brincaba cada pocos minutos. Aún persistían los ecos de la exitosa huelga general del 14 de diciembre de 1988, en la que los guagüeros de Las Palmas jugaron un papel central para su rotundo éxito en esa isla. Nos fuimos a una habitación secundaria del despacho y allí grabamos.

En su libro autobiográfico Mañana será mejor, dejó constancia del relato intenso y apasionado de su vida de activista desde la clandestinidad hasta finales de los años setenta. Un tiempo histórico que lo llevó desde el PCE al activismo anticolonial.

Con Carlos se apaga uno de los testigos más representativos de la última generación que vivió de manera convencida los valores de la modernidad. La utopía comunista significaba el horizonte de un mundo de iguales en el que la explotación de clase y nacional serían superadas. Sus debates versaban sobre problemas tácticos y propuestas estratégicas. El lenguaje clásico dentro del marxismo se maneja con naturalidad cotidiana. Prosoviéticos, maoístas, trotskistas, anticolonialistas, eran todas formas de autoreferenciarse y de reconocerse ante los demás. Para las nuevas generaciones universitarias, incluidos los estudiantes de humanidades o ciencias sociales y políticas, ese universo es incomprensible, lo que nos advierte claramente del final de ese tiempo histórico.

En el transcurso de las revueltas de los años 60’ Mao pronunció la frase: “Hay un caos absoluto bajo el cielo; la situación es excelente”. La idea reflejaba bastante bien el espíritu de los revolucionarios del siglo XX. En las entrevistas que mantuve con Carlos me transmitió esa misma idea cuando se refería al segundo quinquenio de los años 70’, momento en el que parecía posible la revolución en las islas. Sus palabras fueron: “Había que agudizar las contradicciones; lo que importaba era el caos soberano”.

El mundo líquido y neoliberal acabó con estas figuras “endiabladas” del siglo XX, y nos sumió en la deriva de destrucción ecológica, económica y política en la que nos encontramos. Creo que Carlos entendió también que tras la derrota de los 70’ todo sólo podía ir a peor.

Canarias en portada. Cómo se manipula la historia

El día 10 de junio la RTVC emitió el programa Canarias en portada, dedicado a 4 momentos de la historia reciente. La primera narró los sucesos de Sardina del Norte de 1968. La segunda nos acercó al feminismo del momento de la transición. La tercera versó sobre las reivindicaciones y represiones sobre el movimiento gay. El cuarto, que es el que me lleva a escribir estas líneas, trató sobre el asesinato cometido por la policía en el barrio santacrucero de Somosierra. Ahí fue acribillado en 1976 el joven Bartolomé García Lorenzo, sin venir a cuento.

Sobre este asunto, y para quien esté interesado le remito a mi libro El caso Bartolomé García Lorenzo y otros ensayos de historia reciente. Lo que quiero resaltar aquí es que el documental, de manera completamente tendenciosa, vuelve a sacar a la luz la falsa acusación de que en el caso Bartolomé estaba por medio el MPAIAC, acusación que quedó desmentida en el juicio, además de no contar con credibilidad desde el mismo momento en que los propios policías que asesinaron a Bartolomé hicieron circular el bulo para usarlo como coartada en el juicio al que fueron sometidos, con la intención de poder acogerse a la ley de amnistía de 1977.

¿Por qué en un programa que trata de contar la historia reciente de estas islas al gran público, se vuelve a dar pábulo a cuentos de esta naturaleza? No es excusa que la declaración la haya realizado un periodista al que se le entrevista, porque a mí se me hizo también esa pregunta, y yo desmentí tajantemente tal afirmación pero, sin embargo, esa parte fue ignorada en el documental.

Les mandé a los responsables del programa el libro antes mencionado y recalqué algunas ideas cuando realizamos la entrevista en la Universidad de La Laguna, y una de ellas era precisamente esa. Bartolomé NO era miembro del MPAIAC. El Rubio tampoco. Hicieron caso omiso. Les interesa seguir dándole coba a la mentira de la policía de entonces, usando para ello la opinión de un periodista que no se ha molestado en comprobar las habladurías de las que se hizo eco la prensa en aquel momento.

Esta falta de rigurosidad. Esta forma de afrontar estos problemas tan delicados, sin tener la más mínima consideración con los familiares de la víctima, son propios del periodismo amarillista, incluso cuando se disfraza de programa riguroso de título aparentemente serio.


He colaborado unas cuantas veces con el ente televisivo autonómico, porque considero que la dedicación a la investigación de nuestra historia debe ser difundida, y que nuestra gente pueda tener acceso masivo a ese tipo de información. Pero cuando la buena voluntad se ve traicionada de esta vulgar manera lo mejor es poner punto y final.

Rebrote del militarismo en Canarias

Entramos en 2019 con nuevas promesas de rearme del militarismo en las Islas. Las declaraciones al respecto son claras. “La creación del Mando de Presencia y Vigilancia Terrestre en el Archipiélago llevará al Ejército de Tierra… a ser más perceptible” en las calles de nuestras ciudades y pueblos, nos anuncia el teniente general Carlos Palacios Zaforteza, general jefe del Mando de Canarias.
La razones principales aducidas son “contribuir al conocimiento del entorno marítimo, la protección de líneas de comunicación a través del mar, la protección de infraestructuras críticas contra la piratería y contra los tráficos ilícitos o la aportación a las actividades contra el terrorismo por vía marítima”. Además, forma parte de este nuevo auge del militarismo la conducción y seguimiento de las operaciones de vigilancia, seguridad y control en los espacios aéreos de interés nacional, así como planear y conducir las operaciones multinacionales de vigilancia, control, seguridad y policía aérea en y desde el espacio aéreo cuando España asuma su liderazgo”.
No es misión de las fuerzas armadas patrullar las calles de las ciudades, ni dejarse ver, en tiempos de paz. Para realizar esas funciones ya se tienen a los cuerpos policiales, a los cuales se les supone preparación y recursos suficientes para ello. No está claro que los militares estén preparados para realizar esas tareas. ¿Obedece esto acaso, a una ley marcial encubierta? ¿Estamos en un estado de alerta por ataques terroristas y no se nos ha informado a la población? No quedan claras las funciones de ese Mando de Presencia y Vigilancia Terrestre.
Por otro lado, el papel que España viene asumiendo hace un tiempo como muleta de los intereses franceses en el Occidente africano, no nos reporta ningún beneficio a los ciudadanos del Estado español, y de Canarias, en concreto. Si bien Francia es dependiente de las materias primas de Mali y Niger, no es el caso de la economía española ni de la canaria. Las operaciones conjuntas llevadas a cabo en el occidente del continente africano por parte de España, están claramente orientadas a seguir sometiendo a estos países a los intereses de los capitales y de la geopolítica de las potencias occidentales en la zona.
Por otra parte, la propuesta del líder del PP de asentar en las Islas el mando del Africom, organismo de la OTAN para la intervención en África, es un despropósito mayúsculo. Los problemas migratorios no se resuelven ni intimidando a las poblaciones que se desplazan, ni al bombazo limpio, como parece querer apuntar tamaña ocurrencia. La deriva ultra de la dirección actual del PP en nada desmerece las propuestas de VOX. 
Canarias, cuando ha tenido oportunidad de expresarse, 12 de marzo de 1986- ya dijo que no quería pertenecer a la OTAN, y puso de manifiesto en aquella ocasión y de manera permanente lo ha hecho a lo largo de la historia, que quiere ser considerada un pueblo de paz, y buen vecino de los países ribereños del África Occidental. África no necesita un Archipiélago, ubicado estratégicamente, que la vigile y la amedrente. Lo que necesita son políticas de desarrollo conjunto, intercambio de capital humano, inversiones con objetivos para el desarrollo humano, democracia y bienestar. Si Europa, España y la OTAN no tienen nada que aportar a esos respectos lo que deben hacer es abandonar el neocolonialismo persistente que vienen aplicando desde 1960 y olvidar a África.
La revalorización de nuestra área geopolítica como una zona de conflicto permanente y en aumento debe llevar a pensar muy en serio el papel que el Archipiélago debe y puede jugar, desde su posición de actor minúsculo, en los años venideros. En cualquier caso, la geografía de los recursos naturales y los intereses económicos del sistema neoliberal, de sus empresas y estados aventajados, están colocando a las Islas ante su evidencia geográfica. Los actores políticos insulares deberán decidir cómo quieren jugar y hasta dónde llevar ese factor propio. Se puede convertir la situación geográfica en un factor de geopolítica, procurando usarla de manera inteligente, creando una única zona bajo control del Gobierno por medio de la definición y concreción del mar interior y exterior del Archipiélago, o permanecer como se ha hecho a lo largo de la historia de las Islas, dejando que el factor geopolítico sea solo y meramente un accidente geográfico sin mayor proyección e inteligencia colectiva que la que otros decidan (Para una visión historia del tema https://www.researchgate.netpublication279220146_Geopolitica_nacionalismo_y_tricontinentalidad).

No parece que el actual Gobierno de Canarias esté pensando en estas cosas. Más bien se muestra poco interesado en hacer valer la condición geopolítica exclusiva de Canarias en el conjunto del Estado. Con un REF reformado y un estatuto que nuevamente hurtan al sufragio universal dan por concluidas sus ambiciones.

Los jueces salvapatrias

Por lo general, la carrera judicial es un coto restringido para el poder de clase. No son muchos los miembros que llegan a las altas magistr...