Coalición Canaria no da la talla

Coalición Canaria no da la talla

Es una lástima que, tal y como se está poniendo el panorama político, CC no se atreva a hacer un poco de política a lo grande. Quizá esté en su ADN el no hacerlo. En la tradición de CC se reconoce perfectamente la vieja política de negociación en las sombras. Ya lo hacían  los “prohombres de orden” en el siglo XIX, cuando iban a “las Cortes” a negociar el reparto de poder en las Islas. Esa política de segundo nivel, sin dar una voz más alta que otra, sin arruinar la “concordia nacional”, sin voluntad de transgredir los dictados del poder central, parece ser su santo y seña.

Será difícil que CC pueda encontrar un momento histórico semejante a este, en el que llevar a cabo un salto de gigante en la conquista de poder político para las Islas, que integre reivindicaciones no resueltas por el actual estatuto, como es el tema de las aguas jurisdiccionales, la elección democrática de un modelo energético alternativo, y la plena reivindicación del control sobre los puertos y aeropuertos de las islas.

Aún no sabemos en que consiste el nacionalismo de CC, si es que es tal cosa. Porque si fuese nacionalista su visión estratégica tendría que llevar implícito la conquista de los tres elementos anteriores. Nada tiene que ver con exigir la independencia atender a las particularidades geopolíticas de un territorio. El pulso del gobierno del PP al conjunto del pueblo canario debería ser aprovechado por un partido que se reclama nacionalista, para ahondar sin vuelta de hoja en una propuesta de sumas de soberanías (energética, alimentaria, territorial y política) que acelere la profundización de la democracia.

La muestra de arrogancia del poder central con las Islas en el asunto del petróleo no tiene parangón en la etapa autonómica. Tendríamos que remontarnos a principios de los setenta, cuando el monopolio estatal de Tabacalera arruinó el sector en las Islas en beneficio  propio, para ver algo similar. En aquel entonces, aún bajo la dictadura, no había autonomía, ni un gobierno que se llamase nacionalista a su cabeza, que saliese en defensa del sector tabaquero insular. Pero hoy sí lo hay, al menos nominalmente. Y la verdad que la sensación que da es que, en realidad, no parece que haya nada parecido a un gobierno nacionalista que salga en defensa de este territorio.

Para defender Canarias del atropello al que la está sometiendo el gobierno central, con su  defensa a ultranza de la multinacional Repsol, es preciso impulsar políticas de altura. Llevar el nivel de confrontación político unos cuantos grados más altos de lo que hace CC. No basta apalancar las respuestas en el ámbito judicial. El sistema judicial es muy lento y, desde luego, no es independiente. Tendría que implicar mucho más a la ciudadanía en el debate y en la crítica al neocentralismo de la derecha española. Debería ¿por qué no? junto a la politización general de la sociedad, derivar el asunto a la arena internacional, y pensar la política teniendo el objetivo puesto en la consecución de nuevos espacios de soberanía y de democracia.

Sinceramente, en todo ello, Coalición no da la talla.

La gran borrachera del 23 de febrero de 1981

No sé cómo serán ahora los mandos militares ni, por extensión, los de la guardia civil, pero por mi contacto con ellos en 1980, cuando me to...