¿Por qué atacan a Sí se puede?


Para los que estamos al tanto de la política insular esta pregunta puede resultar retórica, y casi innecesaria hacerla. Pero para los que no están en el día a día, mes a mes, año a año en la pelea política en la Isla, quizá no sea tan evidente la respuesta. Por eso quisiera señalar algunas razones centrales que explican el asunto.

Más allá de que la mera existencia de SSP ya es un estorbo para la triada tradicional del poder (PP/PSOE/CC), y de sus medios de comunicación, el hecho de que SSP no se diluyera como un azucarillo, como había pasado en la historia reciente con los intentos de construcción de un bloque de poder popular (UPC, ICAN), debe haberlos enfadado. Sumado a ello, la impugnación generalizada hacia la clase política profesionalizada, la famosa casta, ha puesto en alerta a los aparatos partidarios de la triada, porque entienden que pueden sufrir una sangría de votos en favor de organizaciones como SSP, y eso los ha convencido de la necesidad de entrar al trapo. Su misión central consiste en destruir la imagen incorrupta de SSP, y para ello lógicamente no se paran en recatos menores, tales como si es verdad lo que denuncian o son meras falacias y mentiras prefabricadas. Cuando se da un toque a degüello lo primero que cae es la verdad.

Pero en este ataque de verano a SSP, además de las generalizaciones anteriores me parece que hay causas concretas que traer a colación. Los casos de Granadilla y de Buenavista juegan un papel central en el asunto. En ambos municipios el PSOE fue desalojado del poder por SSP. Y el PSOE de ambos lugares ha sido manejado como un coto privado por personajes de comportamiento caciquil, y que, por supuesto, de socialistas tienen aún menos que el propio partido al que representan. Su vendetta parece que ha consistido en difamar al abogado Pedro Fernández Arcila, y a otros representantes notorios de SSP como es el alcalde de Buenavista, Antonio González Fortes.

Causa de lo anterior es el hecho de que el mentado abogado ha estado hurgando en donde no debe, realizando una extraordinaria labor en defensa del territorio de la Isla, impugnando macroproyectos urbanísticos absurdos, y encima es edil y referente destacado de SSP. Además de ello ha sido un letrado comprometido con las causas ambientales y sociales desde hace varias décadas. Si durante el franquismo en esta Isla hubo algunos bufetes comprometidos con la defensa de los trabajadores, como el de Antonio Cubillo, Alfredo Horas, Ignacio Cestau o María Polo, en las dos últimas décadas, algunos nuevos despachos han destacado en esta Isla continuando la labor de aquellos valientes abogados laboralistas, como el del malogrado Miguel Angel Díaz Palarea y, sin duda, el de Pedro Fernández Arcila, quien ha incorporado la defensa del medioambiente como tema central de su trabajo, sin olvidar otras facetas más clásicas del derecho.

No es de extrañar entonces que todo ello sea causa suficiente para convertirse en objeto de ataque de los defensores del tripartito y sus flecos. En este segundo caso, de políticos de menor relieve que quieren hacerse grandes buscando adversarios de altura, surge gente mediocre que siempre juega a caballo ganador, aunque su mala puntería pueda descabalgarla de partido en partido, hasta la inversión definitiva de la historia desde el partido de masas al partido unipersonal. 

A este respecto hay un caso paradigmático de quien siempre se encuentra en el lugar equivocado. Unas veces haciendo campaña en favor del Tratado de la Unión Europea (2005), sanción jurídica del neoliberalismo, para a renglón seguido defender su marchamo de “izquierda”. En fin, le recuerda a uno este tipo de dialéctica el desternillante diálogo de la película Airbag, cuando Pazos le dice a Fátima, tras un intercambio de absurdidades, “lo mismo que te digo una cosa te digo la otra”. Y visto con distancia no lleva esto sino a la risa, aunque a la corta ahonda en el desprestigio de la acción política casi en igual medida que las comportamientos judicialmente punibles.

Si la frase atribuida a Gandhi que reza, “primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan, entonces ganas”, se asemeja a la realidad, SSP tiene un futuro luminoso.

La gran borrachera del 23 de febrero de 1981

No sé cómo serán ahora los mandos militares ni, por extensión, los de la guardia civil, pero por mi contacto con ellos en 1980, cuando me to...