Gadafi y la república unida de Canarias y el Sáhara occidental



Hay un documento de la CIA de 1987 que recoge una entrevista realizada por Randa Takiedine a Muamar el Gadafi, al parecer publicada por el diario El País en enero de 1987. Como para entrar a la hemeroteca digital del periódico madrileño hay que estar suscrito y pagar cuota, me mantengo en la información que hace pública, sin coste de suscripción, la conocida agencia norteamericana.

 La periodista le inquirió al coronel que si su propuesta de unificación del Sáhara Occidental y Canarias como república independiente era motivada por una reacción de Libia a la ruptura de los acuerdos de Oujda que Marruecos acababa de abandonar. Se interesaba la periodista por saber si esa declaración de Gadafi era el anuncio de un nuevo y renovado apoyo al Frente Polisario, o estaba motivada por el cambio de posición de Marruecos en su alianza con los libios. 

Gadafi negaba que su declaración fuera el resultado de una nueva estrategia, y lo que sí planteaba era que una república democrática al sur de Marruecos entre Canarias y el Sáhara sería un apoyo al movimiento revolucionario en el Magreb, que favorecería el aislamiento del régimen pro-sionista y pro-estadounidenses de Hasan II. Gadafi no veía opciones de triunfo en un movimiento saharaui con una base demográfica tan escasa, pero sí lo veía si el Polisario y los independentistas en Canarias aunaban esfuerzos para la consecución de un estado independiente. Gadafi era de la opinión de que Argelia haría esfuerzos positivos en ese sentido. 

Para Gadafi, la ecuación canaria en la jugada era clave y se apoyaba en derechos históricos, dado “que después de todo, los habitantes de las Islas Canarias son inmigrantes procedentes del Sáhara” y esto hace que España no tenga ningún derecho sobre estas islas.

Como la periodista insistía en la posibilidad de que el renovado interés de Gadafi en el tema del Sáhara se debiera a la ruptura de los acuerdos de Oujda por parte de Marruecos, el coronel comentó: “No, nunca renuncié a la idea de un referéndum por parte del pueblo saharaui. Incluso declaré frente a la Unión Árabe-Africana el derecho de ese pueblo a la autodeterminación”. 

Gadafi daba por descontado que Marruecos rompería el acuerdo “¿Cómo podría ser posible que un soberano reaccionario y feudal creara una unión duradera con Libia? Las contradicciones entre nuestros dos sistemas son demasiado grandes. Además, le dije al rey Hassan: Los Estados Unidos e Israel no te permitirán operar de esa manera conmigo. Respondió que era el único maestro de sus decisiones. Ahora está claro que no fue así. Le ordenaron que pusiera fin a esta unión, y él rompió sus compromisos con Libia”.

La posibilidad de una federación canario-saharaui la había planteado en 1976 el movimiento de independencia de Canarias, cuando la segunda ola de las independencias en África estaba en pleno desarrollo tras la caída de la dictadura portuguesa en 1974, y su expulsión de las colonias de Cabo Verde y Guinea-Bissau, Mozambique y Angola, reactivaba el fuego, aún en llamas, de las luchas de los pueblos africanos.

Pero en 1987 la idea de Gadafi no tenía ninguna posibilidad de prosperar, e inmediatamente el representante del Polisario se desmarcó de cualquier aventura en ese sentido. Seguramente que, en 1976, con un aparato de estado en España traumatizado por los acontecimientos de cambio de régimen, el efecto de la propuesta hubiera puesto nervioso a más de uno, aunque la maniobra, de todos modos, no hubiera salido adelante, pero en 1987 el Estado español se había recompuesto plenamente, ya había entrado en la OTAN y en el Mercado Común Europeo, y el movimiento independentista en las islas se había reducido a su mínima expresión política. Era un momento realmente malo para llevar a cabo la idea del coronel.

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